Cuando hablamos de controlar el peso, el alcohol puede ser un enemigo, porque el factor que más influye es cuántas calorías consumimos. Uno sube de peso cuando ingiere más calorías de las que quema, y por otro lado, bajamos de peso cuando quemamos más calorías de las que consumimos.
Las bebidas alcohólicas pueden ser muy altas en calorías y llevan fácilmente a ganar peso. Esta perfecto tomarse un trago o dos, pero si no eres cuidadosa, puedes agregar cientos de calorías a tu ingesta diaria.
A diferencia de las proteínas, carbohidratos y grasas, el alcohol son calorías vacías sin valor nutricional. Como resultado, es lo primero que usa el cuerpo como energía, dejando para después el proceso de la quema de grasas, que puede llegar a no se nunca, e ir acumulándose.
1. Vino seco, no dulce
El vino dulce generalmente tiene entre 100 y 150 calorías por copa. Si tomas vino, considera mezclarlo con alguna bebida light o soda para convertirlo en un spritzer menos calórico. Considera también el vino tinto, porque tienes beneficios para la salud del corazón.
2. Agua con gas, para mezclar
El agua con gas no tiene calorías y queda muy buena junto al vodka o gin. Además, estarás rehidratando a tu cuerpo para prevenir la resaca. Los limones aparte de que pueden darle un toque de sabor a la mezcla, le dan al trago un shot de vitamina C.
3. Cerveza light
Una lata de cerveza light puede llegar a tener entre 90 y 140 calorías. Contiene la misma cantidad de alcohol que la cerveza regular pero con menos carbohidratos y calorías, según dice Alexandra Miller, nutricionista del Medifast. La cerveza además tiene polifenoles, que se han asociado a bajar el riesgo de padecer enfermedades coronarias.
4. Mimosa
La mimosa generalmente contiene mitad de champaña y mitad de jugo de fruta (particularmente de naranja). Entonces si usas jugo libre o bajo en calorías, una mimosa de 120 ml tendría aproximadamente 75 calorías.
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