Generalidades
Existen más de 40 tipos diferentes
de epilepsias. Las
epilepsias son trastornos neurológicos crónicos en los que grupos de células
nerviosas, o neuronas, en el cerebro ocasionalmente transmiten las señales en
una forma anormal y causan ataques o crisis epilépticas. Las neuronas normalmente generan señales o impulsos electroquímicos que
actúan sobre otras neuronas, glándulas y músculos para producir movimientos,
pensamientos y sentimientos humanos. Durante una crisis, muchas neuronas
emiten señales al mismo tiempo, hasta 500 veces por segundo, una tasa mucho más
rápida de lo normal. Este aumento excesivo de actividad eléctrica simultánea
causa movimientos, sensaciones, emociones y comportamientos involuntarios.
Además, la interrupción temporal de la actividad neuronal normal puede causar
una alteración en el estado de conciencia.
No todas las personas que padecen
una convulsión se diagnostican de epilepsia.
Habitualmente es necesario haber presentado al menos dos episodios de crisis
epilépticas.
Además es uno de los trastornos reconocidos
más antiguos del mundo, sobre el cual existen registros escritos que se
remontan al 4000 a. C.
Causas
Son
muchas las posibles causas de las epilepsias. Sin embargo, en la mitad de los
casos, se desconoce la causa. En otros casos, las epilepsias están claramente
vinculadas a factores genéticos, anomalías del desarrollo cerebral, infección,
lesión cerebral traumática, accidente cerebrovascular, tumores cerebrales u
otros problemas identificables. Cualquier cosa que interfiera con el patrón
normal de la actividad neuronal puede causar una crisis epiléptica. Esto puede
incluir una enfermedad, una lesión cerebral o el desarrollo anormal del cerebro.
Factores
genéticos
Las
mutaciones genéticas pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de
ciertas epilepsias. Muchos tipos de epilepsia afectan a varios miembros de la
familia que tienen lazos de consanguineidad. Esto indica que hay un fuerte
componente genético hereditario. En otros casos, las mutaciones genéticas
pueden ocurrir de manera espontánea y contribuir al desarrollo de la epilepsia
en personas sin ningún antecedente familiar de la enfermedad (lo que se conoce
como una mutación espontánea o "de
novo"). En general, los investigadores estiman que cientos de genes
podrían desempeñar un papel en los trastornos.
Factores
que desencadenan las crisis epilépticas
Los factores que desencadenan las crisis son
aquellos que no causan epilepsia pero que pueden provocar las primeras crisis
en aquellas personas susceptibles o pueden causar crisis en personas con
epilepsia que por lo general están bien controladas con medicamentos. Entre los
factores que desencadenan las crisis se incluyen el consumo de bebidas
alcohólicas o el síndrome de abstinencia del alcohol, la deshidratación o el
hambre, el estrés y los cambios hormonales asociados con el ciclo menstrual. La
exposición a toxinas y venenos como el plomo o el monóxido de carbono, los
estupefacientes o drogas de venta callejera, y las sobredosis de antidepresivos
y de otros medicamentos que requieren receta médica también pueden desencadenar
las crisis.
La
falta de sueño es un desencadenante poderoso de las crisis epilépticas. Los
trastornos del sueño son comunes entre las personas con epilepsia y el
tratamiento adecuado de los trastornos del sueño coexistentes a menudo puede mejorar
el control de las crisis. Ciertos tipos de crisis tienden a ocurrir cuando la
persona está dormida mientras que otros son más comunes mientras la persona
está despierta, lo que ayuda a los médicos a ajustar el medicamento de cada
persona.
Para
algunas personas, la estimulación visual puede desencadenar una crisis. Este
problema se conoce como epilepsia fotosensible. La estimulación puede incluir
cosas como luces intermitentes o patrones en movimiento.
Síntomas
Los
síntomas varían de una persona a otra. Algunas personas pueden tener simples
episodios de ausencias. Otras tienen pérdida del conocimiento, movimientos
violentos y no control de
los esfínteres. También se pueden
producirse síntomas transitorios, como ausencias o pérdidas de conocimiento, y
trastornos del movimiento, de los sentidos (en particular la visión, la
audición y el gusto), del humor o de otras funciones cognitivas. El tipo de convulsión o crisis
epiléptica depende de la parte del cerebro afectada.
La
mayoría de las veces, la convulsión es similar a la anterior. Algunas personas
con epilepsia tienen una sensación extraña antes de cada convulsión. Estas
sensaciones pueden ser hormigueo, sentir un olor que realmente no existe o
cambios emocionales. Esto se denomina aura.
Crisis epiléptico
Una crisis epiléptica o convulsión
ocurre cuando una actividad anormal eléctrica en el cerebro causa
un cambio involuntario de movimiento o función del cuerpo, de sensación, de la
capacidad de estar alerta o de comportamiento. La
crisis puede durar desde unos segundos hasta
varios minutos, e
incluso en algunas crisis parciales pueden llegar a ser continuas,
durando días, semanas o meses.
Sin embargo, no todas las crisis son
tan notables. Existen ataques muy leves (petit
mal), los cuales apenas pueden ser percibidos por las personas de
alrededor, siendo la única manifestación de la crisis epiléptica un parpadeo
rápido o algunos segundos de mirada perdida con desconexión del medio; a este
tipo de crisis epilépticas se les denomina ausencias.
Pruebas
y exámenes
Para diagnosticar la epilepsia se
requiere conocer los antecedentes personales y familiares y, por lo general, se
corrobora con un electroencefalograma (EEG) para revisar la actividad eléctrica
en el cerebro. Las personas con epilepsia a menudo tienen actividad eléctrica
anormal que se observa en este examen. Pero no siempre informa que haya
indicios de epilepsia porque muchas veces algunos cambios eléctricos se
producen en zonas tan profundas dentro del cerebro que
el electroencefalograma no los puede detectar.
Con
frecuencia, se hace una tomografía computarizada o resonancia magnética de la cabeza para encontrar la
causa y localización del problema en el cerebro.
También se puede hacer una magnetoencefalografía que es una
tecnología avanzada que se utiliza para localizar y mapear de una manera no
invasiva las áreas del cerebro que presentan y las que no presentan trastornos.
Por ultimo
se debe de tener en cuenta su historial clínica, además de hacer pruebas de sangre, de
comportamiento neurológicas y del desarrollo.
Tratamiento
El
tratamiento para la epilepsia incluye tomar medicinas, cambios en el estilo de
vida y alimentación y en
ocasiones cirugía o implantación de dispositivos.
La
duración del tratamiento variará en función de cada paciente y el tipo de
epilepsia que padezca. En algunos casos puede tratarse de unos pocos años,
mientras que para algunos pacientes tendrá que someterse al tratamiento de
manera indefinida.
Prevención
No
existe una forma conocida de prevenir la epilepsia. Una dieta y sueño adecuado
y evitar las drogas y el alcohol pueden disminuir la probabilidad de
desencadenar convulsiones en personas con epilepsia.
Hasta el momento no hay medicamentos u otros tratamientos que
hayan demostrado que previenen la epilepsia. En algunos casos, los factores de
riesgo que conducen a la epilepsia pueden ser modificados. Un buen cuidado
prenatal, que incluya tratamiento para la presión arterial alta y tratamiento
de las infecciones durante el embarazo, puede prevenir daños cerebrales en el
bebé en desarrollo que pueden causar epilepsia u otros trastornos neurológicos
más adelante. El tratamiento de la enfermedad cardiovascular, la presión
arterial alta y otros trastornos que puedan afectar al cerebro durante la edad
adulta y la vejez también pueden prevenir muchos casos de epilepsia. Asimismo,
la prevención o tratamiento a tiempo de las infecciones, como la meningitis, en
poblaciones de alto riesgo, puede prevenir los casos de epilepsia. Además, el
uso del cinturón de seguridad y de los cascos para bicicleta, y la colocación
correcta de los niños en los asientos para carros pueden prevenir algunos casos
de epilepsia asociados con traumatismo craneal.
Actuación frente a las
crisis
Qué
se debe hacer:
- Voltee a la persona de lado para evitar que se asfixie con vómito o algún fluido.
- Proteja y amortigüe la cabeza de la persona.
- Afloje cualquier ropa apretada que tenga alrededor del cuello.
- No restringa el movimiento de la persona a menos que esté en peligro.
- No ponga nada en la boca de la persona, ni siquiera medicina o líquidos. Esto puede causar asfixia o daños en la mandíbula, la lengua o los dientes de la persona. Recuerde que las personas no pueden tragarse la lengua durante una crisis convulsiva o en ninguna otra situación.
- Uno de los movimientos incontrolados que realice será probablemente con la boca, así que hay que tratar de ponerle entre los labios un objeto alargado y duro (un palo, por ejemplo), para que no se muerda la lengua ni los labios, que pueden terminar seriamente dañados.
- Retire cualquier objeto peligroso con el que la persona pueda golpearse durante la crisis.
- Tome nota de cuánto dura la crisis y de los síntomas que se presentaron para que le pueda informar al médico o al personal de emergencia si es necesario.
- Si el enfermo ya se está medicando, lleva siempre consigo unas pastillas, tabletas o similar y ha informado de ello a los que se encuentran con él en el momento del ataque, habrá que introducirle el fármaco en la boca antes o después de que se produzca la crisis (durante la crisis no tiene sentido porque el proceso digestivo se detiene).
- Una vez superado el ataque epiléptico, el enfermo no recordará qué le ha pasado y se sentirá muy confuso; no hay que dejarle sólo, porque es posible que no recuerde dónde está o dónde vive.
Qué
no se debe hacer:
- No es necesario realizar respiración artificial.
- Los cambios de coloración de la piel se producen a causa de la reactividad de los vasos cutáneos.
- No hay riesgo de que de ahogamiento con su lengua. Los ruidos se deben a la falta de coordinación de la respiración y al aumento de secreciones.
- No se debe sacudir o golpear al epiléptico.
- La crisis comienza y se interrumpe de forma espontánea.
A dónde y a quién se
debe de buscar
Médicos
Especialistas en Neurología:
- Dr. Alfredo Eskenazi León (Lima)
- Dr. Jaime Eskenazi Schmerler (Lima)
- Dr. Vladimir Cerrón Rojas (Junín)
Centros
Médicos Especializados en Neurología:
- Clínica Ricardo Palma (Lima)
- Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (Lima)
- Neuro Avances S.A. (Lima)
- Neuromedic (Lima)
- Neurospet (Lima)
URL
Glosario
Auras:
sensaciones o movimientos inusuales que advierten de la ocurrencia inminente de
una convulsión más grave. Estas auras son, en realidad, crisis focales simples
en las cuales la persona no pierde el conocimiento.
Automatismos: acciones automáticas involuntarias o mecánicas.
Callosotomía: cirugía que separa el cuerpo calloso, es decir,
desconecta la red de conexiones neurales entre los hemisferios derecho e
izquierdo del cerebro.
Convulsiones: fuertes contracciones súbitas de los músculos que
pueden ser causadas por una crisis.
Crisis atónicas: convulsiones que causan una pérdida súbita del tono
muscular. También se conocen como crisis
o ataques de caída.
Crisis clónicas: crisis convulsivas que causan movimientos bruscos
repetidos de los músculos en ambos lados del cuerpo.
Crisis
de ausencia o “ausencias típicas”: tipo
de crisis que se ven en la epilepsia de ausencia en los que la persona tiene
una pérdida momentánea de conocimiento. La persona puede tener la vista fija en
el espacio por varios segundos y puede tener espasmos o sacudidas suaves de los
músculos. Antes se conocía este término como “petit mal” o “pequeño mal”.
Crisis o ataques de caída: crisis epiléptica que causan caídas
súbitas; otro término para las crisis atónicas.
Crisis de gran mal: término anticuado para describir las
crisis tónico-clónicas.
Crisis febriles: crisis convulsivas en bebés y niños que son asociadas
con una fiebre alta.
Crisis focales (antes conocidas como crisis
parciales): crisis
que ocurren en solo una parte del cerebro.
Crisis generalizadas: crisis que resultan de una actividad
neuronal anormal en muchas partes del cerebro. Estas crisis pueden causar
pérdida del conocimiento, caídas o movimientos anormales como convulsiones.
Crisis mioclónicas: crisis que causan movimientos
súbitos o sacudidas, especialmente en la parte superior del cuerpo, los brazos
o las piernas.
Crisis no epilépticas: cualquier fenómeno que parece una
crisis pero no resulta de una actividad anormal del cerebro. Los eventos no
epilépticos pueden incluir crisis psicogénicas o síntomas de afecciones médicas
tales como trastornos del sueño, síndrome de Tourette o arritmia cardiaca.
Pseudocrisis es un término antiguo para referirse a la crisis no epiléptica.
Crisis tónicas: crisis que causan rigidez de los músculos del cuerpo,
generalmente aquellos de la espalda, las piernas y los brazos.
Crisis tónico-clónicas: crisis convulsivas que causan una
mezcla de síntomas, entre los que se incluyen pérdida del conocimiento, rigidez
del cuerpo y movimientos bruscos repetidos de los brazos y las piernas. Anteriormente
se referían a este tipo de crisis como crisis de gran mal.
de novo:
nuevo, por primera vez.
déjà vu:
sensación de que algo ya ha sucedido.
Desencadenantes de las crisis: fenómenos que desencadena las crisis
epilépticas en ciertas personas. Los factores que desencadenan las crisis no
causan epilepsia pero pueden provocar las primeras crisis o causar crisis en
personas que de otra manera las tienen bien controladas con medicamentos.
Dieta cetogénica: una dieta estricta, rica en grasas y baja en carbohidratos,
que hace que el cuerpo descomponga las grasas en vez de los carbohidratos para
sobrevivir.
Encefalitis de Rasmussen: un tipo progresivo de epilepsia en
el cual la mitad del cerebro muestra inflamación crónica.
Enfermedad de Lafora: una forma grave y progresiva de
epilepsia que comienza en la infancia y que se ha relacionado con un gen que
ayuda a descomponer los carbohidratos.
Epilepsia de ausencia: epilepsia en la cual una persona
tiene repetidas crisis de ausencia.
Epilepsia del lóbulo frontal: un tipo de epilepsia que se origina
en el lóbulo frontal del cerebro. Por lo general, involucra una serie de crisis
epilépticas de corta duración, que aparecen y terminan en forma súbita.
Epilepsia del lóbulo temporal: el síndrome epiléptico más común con
crisis focales.
Epilepsia mioclónica juvenil: un tipo de epilepsia caracterizada
por espasmos musculares (mioclónicos) súbitos que generalmente se inician en la
infancia o en la adolescencia.
Epilepsia mioclónica progresiva: tipo de epilepsia que ha sido relacionado
con una anomalía en el gen que codifica la proteína llamada cistatina B. Esta
proteína regula las enzimas que descomponen otras proteínas.
Epilepsia neocortical: epilepsia que se origina en la capa
exterior del cerebro llamada corteza cerebral. Las crisis epilépticas pueden
ser tanto focales como generalizadas y pueden causar sensaciones extrañas,
alucinaciones o cambios emocionales.
Espasmos infantiles: serie de crisis epilépticas que
generalmente se inician antes de los 6 meses de edad. Durante estas crisis el
bebé puede doblarse y llorar a gritos.
Estimulador cerebral: una forma de tratamiento que utiliza
un dispositivo implantado para detectar la próxima crisis e intervenir ya sea
con una estimulación eléctrica o un medicamento de acción rápida para prevenir
que ocurra.
Estimulador del nervio vago: dispositivo que se implante
quirúrgicamente y envía impulsos cortos de energía eléctrica al cerebro a
través del nervio vago y ayuda a algunas personas a reducir sus crisis
epilépticas.
Foco de la crisis: área del cerebro donde se originan las convulsiones.
Hamartoma hipotalámica: una forma rara de epilepsia infantil
que se asocia con malformaciones del hipotálamo en la base del cerebro.
Hemisferectomía: cirugía que involucra la extracción o desactivación de
un hemisferio del cerebro.
Hemisferios: la mitades derecha e izquierda del cerebro.
Hemisferotomía: extracción de la mitad de la capa exterior del cerebro
llamada corteza cerebral.
Intratable:
difícil de curar; cerca de un 30 a 40 por ciento de las personas con epilepsia
seguirán teniendo convulsiones aunque reciban el mejor tratamiento disponible.
Lesión:
parte dañada o disfuncional del cerebro o de otra parte del cuerpo.
Lesionectomía: extirpación quirúrgica de una lesión cerebral
específica.
Lobectomía:
extirpación quirúrgica de un lóbulo del cerebro.
Monoterapia: tratamiento que utiliza un solo medicamento
antiepiléptico.
Muerte súbita e inesperada en las epilepsias
(SUDEP, por sus siglas en inglés):
muerte que ocurre repentinamente sin ninguna razón aparente en las personas con
epilepsia. La epilepsia duplica el riesgo de sufrir una muerte súbita e
inesperada.
No convulsiva: cualquier tipo de crisis epiléptica que no presenta
contracciones musculares violentas.
Postictal:
después de la crisis.
Pródromo:
sensación de que la crisis es inminente, la que puede durar horas o días antes
de que se presente la crisis.
Resección del lóbulo temporal: tipo de cirugía para tratar la
epilepsia del lóbulo temporal, en la cual se extirpa parte o todo el lóbulo
temporal afectado del cerebro.
Síndrome de Dravet: un tipo de epilepsia intratable que
comienza en la infancia.
Síndrome de Lennox-Gastaut: un tipo de epilepsia que se inicia
en la infancia y que generalmente causa varios tipos diferentes de crisis, entre
ellas, las crisis de ausencias.
Síndromes epilépticos: trastornos que presentan un conjunto
de síntomas específicos, entre ellos la epilepsia.
Status epilepticus (a veces conocido como estado de
mal epiléptico): es
un estado potencialmente mortal en el cual una crisis epiléptica se prolonga en
forma anormal. Aunque no hay una definición estricta sobre el momento en el
cual la crisis se convierte en status epilepticus, la mayoría de las personas
están de acuerdo en que cualquier crisis que dure más de 5 minutos debería,
para efectos prácticos, ser tratada como si fuera un status epilepticus. Las
crisis epilépticas repetidas sin recuperar el conocimiento entre crisis y
crisis se consideran una forma de status epilepticus.
Transección subpial múltiple: tipo de operación en la cual los
cirujanos hacen una serie de cortes en el cerebro diseñados para prevenir que
las crisis epilépticas se propaguen a otras partes del cerebro y que se realiza
sin afectar las capacidades normales de la persona.
Umbral de crisis: término que hace referencia a la predisposición que
tiene una persona a sufrir crisis epilépticas.
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